FLIRTEO ENTRE DON QUIJOTE Y UNA ASTURIANA
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Mal entendido amoroso causa peleas y
grandes destrozos en una venta de Castilla-La Mancha
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Agencia
Los Diver I.E,S,
Antonio Trueba Un hombre
llamado D. Quijote de cuya edad no quería acordarse llegó a una venta de la
comunidad manchega y allí conoció a
una joven asturiana, cuyo rostro no
querrías conocer. Como consecuencia de este encuentro se generaron muchas disputas y graves destrozos. La Iglesia se vio obligada a intervenir. Don
Quijote debido a una pelea llegó herido a la venta sobre el asno de Sancho,
su fiel escudero. El ventero al verle venir, salió a ayudarle junto con las
mujeres quienes le hicieron una cama que parecía una colcha de lo fina que
era. Estas le curaron las heridas con cataplasmas. Sancho mintió diciéndoles
que se habían caído por un barranco pero las venteras no le creyeron porque
sus moratones eran de golpes. Por la
noche Maritornes, una chica asturiana que ayudaba en la venta, había quedado
con un arriero en la habitación donde dormían Don Quijote y Sancho. Éstos no
podían dormir y Maritornes entró en busca del arriero. Don Quijote equivocaba
la realidad con sus deseos y creía que la venta era un castillo, el ventero
el rey y Maritornes la princesa que estaba enamorada de él e iba a visitarle
durante la noche a escondidas de su padre. Cuando la
ventera se acercó en busca del arriero, D. Quijote la cogió del brazo y la
atrajo hacia sí. |
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Le
confesó que si no fuese porque estaba enamorado de Dulcinea, flirtearía con
ella. El arriero al escuchar la conversación y ver que forcejeaban, se
enfureció El ventero al escuchar tanto jaleo subió y
Maritornes se escondió junto a Sancho que estaba dormido. Ahí empezó el
jaleo; el arriero golpeaba a Don Quijote y Sancho al notar algo a su lado
empezó a moverse y a golpearla. Maritornes, ni corta ni perezosa empezó a
golpearle también a él. |
Las velas
que iluminaban la habitación se apagaron y todo quedó a oscuras pero los
golpes seguían repartiéndose. El arriero golpeaba a Don Quijote, Sancho y el
ventero golpeaban a Maritornes mientras que ésta golpeaba a Sancho. Un
representante de la Iglesia que allí dormía, al ver a Don Quijote tumbado
boca arriba, pensó que estaba muerto y a gritos pidió la colaboración de la
justicia. |