AIXERROTA BHI

GETXO

                                                                             

DON QUIJOTE EN EL SIGLO XXI      

                                            Olaia Guergue

 

Se dice que nunca es tarde si la dicha es buena, y al igual que reiteró Cervantes en su obra “No es posible que ni el bien ni el mal sean durables, y de ahí, se sigue que habiendo durado mucho el mal, el bien ya está cerca.” Estupefacto se habría quedado nuestro Cervantes de haber visto la revolución que ocasionaría con el paso del tiempo su obra.

En efecto, Miguel, fue el flamante creador de la obra que goza de ser considerada la primera novela moderna europea, la cual marcó un antes y un después en el mundo de la literatura, y que traería la expansión de dicho fervor a través de todas las artes( la pintura, música, escultura...), ahondando en ellas y dejando paso a creaciones espectaculares.

Dicha obra, la cual consiguió desnudar hasta las que por aquel entonces se consideraban las más deslumbrantes (las novelas de caballerías), abarca dento de sí una extensa gama de géneros literarios.

Cabe puntualizar que en dicha reliquia no sólo destaca esa fusión de tan cultivados géneros, pues abundantes temas de la actualidad tienen su cabida. Esa  es la única razón por la que sigue desatando pasiones en todos aquellos que se atreven con ella, por el simple hecho de que muchos de los tópicos que trata están en boca de todos hoy en día.

Cervantes consiguió crear una obra de maestría incalculable, donde los dos grandes protagonistas como son el siempre leal escudero Sancho Panza y el abrumador  Don Quijote, son los encargados de transmitir y plasmar tales tópicos en su propia vida cotidiana.

Ambos dan nombre y forma a numerosos arquetipos con los que nos sentimos identificados; sin ir más lejos, se puede decir que un Quijote, sería aquella persona altruista  y con buena fé, que buscaría el modo de ayudar a quien pudiese,al igual que el mismo protagonista, un hombre que andaba tras el rastro que lo conduciría a la gloria y reconocimiento por servir al pueblo. Sin embargo, Sancho, no sería más que la simple inspiración del materialismo que corroe, ahora, a gran parte de la población, los cuales solo buscan  la riqueza que el resto está dispuesto a ofrecerles, sin conocer siquiera otros tantos valores existenciales.

 

Don Quijote sería el prototipo de cualquier mujer tradicional que pasmada por su bondad y romanticismo correría a su brazos ,como Heidi a los de su abuelo.

Podría, por el contrario, tener aspecto de niño de clase de media, el cual, sobradamente, derrocha el tiempo frente al televisor, fuerza poderosa que arrastra a cualquier cerebro presto de ser abducido. Probablemente fuera tal su enbobación que llegaría a acarrearle una profunda dependencia y posterior abnegación a tener que ponerse a estudiar. Su cerebro y visión sólo tendrían ojos para aquella caja tonta que poco a poco iría acabando con su sensatez, hasta lograr hacerle creer todo aquello que se limita a recalcar ; “la imagen lo es todo”. Dicha idea,  imperceptiblemente, le provocaría un profundo rechazo hacia su cuerpo hasta el punto de adentrarle en el más tenue  hautismo  del que hoy en día sólo unos pocos logran salir.

O, quizás, sería un inocente hombre trabajador, el cual, impulsado por el amor que siente hacia su esposa, cocinaría, plancharía e incluso haría todo los quehaceres del hogar; devolviéndole el favor esta última con un par de cuernos bien puestos, eso sí, siempre con la ayuda del camarero de contrato temporal del bar de abajo.

Pero sin duda, donde más inmerso lo vería yo, sería en una ONG fundada años atrás por la gente del barrio. Donde pasaría la mayor parte de su tiempo en la fabricación de insignificantes juguetes que más tarde irían rumbo a Marruecos.

A diferencia de Don Quijote, Sancho, tendría cara de vecino malhumorado y cascarrabias, quien probablemente harto de la clase de musica que le gusta al vecino heavy de arriba, se armaría de valor para ponerle una denuncia, o incluso cortarle el agua caliente.

 Nuestro Sancho podría también tener el aspecto de jubilado dado a la juerga y al buen vivir, acompañado de hermosas sirenas que rendidas al encanto y atracción que desata el fajo de billetes que ha logrado con los años, le ofrecen sus corazones.

O, tal vez, por el contrario,  sería un hombre de negocios, que no se resignaría a jubilarse y que, con el deseo de ver sus intereses incrementados y una mayor rentabilidad en todas sus acciones, no dudaría en convertir todos sus bienes en dinero B con tal de evadir a hacienda.

O, por el contrario, podría tener cuerpo y alma de futbolista galáctico, quien absorto por el furor que causa entre las féminas, e indudable admiración entre los niños y niñas  aspirantes a ser como él en un futuro próximo, no sería más que dueño y poseedor de una cuenta multimillonaria y un hegocentrismo que supera todo frente.

Pero sin lugar a dudas, me veo en la obligación de decir que la viva imagen de Sancho estaría ante todo reflejada en el clásico niño de papá y mamá, engreido y futuro heredero de la inmensa fortuna familiar; que aún teniéndolo todo, más quiere, pues siente que nada posee. AqueL niño que consigue captar la atención de todo aquel que le rodea con su más mínimo y ficticio sollozo.

      

En ocasiones nos sucede que por mucho que queramos alcanzar nuestro propio deseo, la realidad es bien distinta, y nos toca , por tanto, hacer frente a dicha realidad, ya que no queda otra alternativa. Eso es precisamente lo que le sucede a Don Quijote, quien, pese a desear ser un caballero andante, no logra forjar su sueño, pues no posee los requisitos propios de un caballero.

Es cierto que a nadie le gusta que se rÍan de uno mismo, nos interesa ante todo dar una buena imagen, y nos perturba  lo que el resto piense de nosotros. Son caracteristicas que desde luego, Don Quijote no compartía, pues éste, luchaba por ver su sueño vuelto realidad, haciendo oidos sordos a todas y cada una de las pantominas que de él se decían.

Don Quijote, por ejemplo, no era más que la transformación de Alonso Quijana, un hombre perturbado por los libros de caballerías que lo empujaron a perder el juicio; sin olvidarme la también destacable idea de ponerle nombre a todo. Dicha idea la veo ligada al hecho de que tendemos a copiar las buenas posturas, modales, ... del que tenemos enfrente, con el fin de mejorar. O incluso la misma sociedad tiende a colgarnos un apodo con el cual, en muchos casos, no nos queda otro remedio que convivir.

Por otro lado, este mismo personaje, refleja a un ideal que se enfrenta a las adversidades e hipocresías del mundo que le cobija, exactamente igual que sucede hoy en día.

Las palabras “Mal cristiano eres Sancho ... porque nunca olvidas las injurias que una vez te han hecho” de boca de Don Quijote, evocan ese sentimiento que al igual que en Sancho, se expande hoy en día por todos y cada uno de nosotros, ese sentimiento de rencor, frialdad,... ; todo aquello negativo que, indudablemente, cada persona lleva consigo.

Al final de la obra, a mi entender, se recrea una situación que pretende suministrar un aliento de ánimo a todo aquel que su vida turbia ve, presagiando el anticiclón que se acerca tras la tormenta, el cual se vería representado, en la obra, con la cordura de nuestro Quijote; ya que relacionándolo con la idea que al principio he señalado, siempre acaba por salir el sol, pues, el mal no es perdurable.